Adamar


Adamar, el absoluto cósmico,
sin una frontera que lo limite,
en el abismo de esa gran unión,
que anuda los cuerpos y almas.

El amor todo lo puede, es todo,
victorioso incluso de la muerte,
campea por los labios abiertos,
de la carne trémula que tiembla.

Incendiario rostro de la pasión,
que calcinando los sentimientos,
descorre los visillos violáceos,
de la fugaz eternidad del amado.

Enamorarse del universo oscuro,
que desde la luz de lo cotidiano,
trasciende por torsos desnudos,
hasta la cima de la entrega total.

El deseo florece vigorosamente,
por esas espesuras encarnadas,
que entrelazando vidas y tiempos,
consigue formar la mágica pareja.

Convivencia que desde el orgullo,
certero de quien con su yo solitario,
alcanza a gritar desde la almohada,
la pujanza de un nosotros queremos.

Bailar abrazado al talle de la vida,
sonriendo a la calavera y el cieno,
de la guadaña traidora del tiempo,
por que el amor te liberó del miedo.

Descubrir en la informe feracidad,
del instante perfecto en que ella,
te musita en tu oído un te quiero,
el arcano y rojo misterio de la vida.



Rubén Aguado Alonso

1 comentarios:

Malena dijo...

Si Baudelaire levantara la cabeza...

Bss,

Malena

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